Editorial
Confinados por imposición de un grupo armado
Problema grave, los islámicos violentos en Europa
Estamos observando todos los días el incremento de los hechos delictuales que se derivan de las conductas violentas de los islámicos radicales en los distintos países europeos en dónde se han instalado. Donde más efectos negativos se han percibido es en las ciudades principales de Francia, Alemania, Países Bajos, Bélgica, el Reino Unido y las naciones Nórdicas.
Felizmente hoy por hoy la península ibérica, es decir España y Portugal son las dos naciones donde reina la mayor seguridad, por tanto, donde menos tienen lugar los atentados, los robos contra la propiedad, los hurtos callejeros y las violaciones sexuales públicas. Actualmente, sin duda, la capital más segura de la Unión Europea es Madrid.
Por esa circunstancia positiva los madrileños y quienes viven en la capital española gozan de los paseos por sus calles y parques y disfrutan de los bares, restaurantes y sitios de recreación hasta altas horas de la noche sin ser atracados, violentados o abusados. Los taxis se pueden tomar con tranquilidad, sin ningún temor o inconveniente.
Ya en Barcelona por ejemplo la situación de seguridad se ha menoscabado y son innumerables los asaltos, hurtos, robos y abusos o violaciones sexuales. De todas maneras, en esa segunda ciudad española la vida nocturna aún es manejable con ciertas precauciones. Mientras que en otras ciudades se corre un peligro enorme salir de noche. Es el caso de Paris, Berlín, Estocolmo, Londres, Helsinki, Copenhague, Bruselas, Ámsterdam por mencionar algunas capitales.
En Suecia los suecos han estado tan desesperados con esa presión permanente de los islámicos que salieron a la calle a quemar el Corán. Allí se ha configurado un foco de extremistas. La inmigración de refugiados está dominando a los suecos y han logrado la desestabilización del país.
Los países nórdicos acordaron un sistema ágil de deportación para expulsar a un tercer país a los inmigrantes ilegales. En Alemania hubo con la primera ministra Angela Merkel una apertura muy amplia y laxa que originó que durante su mandato se alcanzara una cifra superior a los 800.000 inmigrantes.
Pero ahora los alemanes han sufrido el crecimiento de los hechos delictivos que provienen de inmigrantes musulmanes y esa circunstancia ha desprestigiado a Angela Merkel. La situación que están experimentando en esa materia será tan compleja que ha dado origen a que se estudien medidas drásticas e inmediatas con miras a deportar a los musulmanes ilegales.
En Inglaterra viven 3.9000.000 musulmanes y en Londres el 15% son islámicos hasta el punto de que su alcalde Sadid Khan es de ascendencia hindú. El primer ministro Risky Sunak también tiene su origen en la India. Y existen varias ciudades cuya primera autoridad son inmigrantes musulmanes.
Al visitar Londres la gente se admira porque en las principales avenidas, calles y parques tan solo se ven inmigrantes y de pronto aparece un blanco londinense. Cualquiera se imagina que está en una ciudad africana. En Irlanda sacaron de sus refugios a los inmigrantes ilegales y los expulsaron. No quieren ver más musulmanes.
En Francia han constituido guetos o sea barrios los cuales están ocupados y frecuentados solamente por musulmanes. Quién por desconocimiento ingresa a esas áreas está corriendo el riesgo de ser despojado de sus pertenencias. En París en las horas nocturnas hay lugares que no se pueden visitar.
En Marsella obligaron los árabes al alcalde para que sacara un decreto mediante el cual, sus horarios de inicio de sus actividades en oficinas, fábricas y sitios de trabajo debería ser a partir de las 8 y 30 am habida cuenta de que ellos rezan de 6 a 7 de la mañana.
En efecto tal reglamentación entró en vigor inmediatamente, por tanto, lograron su propósito. El presidente Macron los está enfrentando antes de que se constituyan en una amenaza interna.
En Bruselas a los policías no se les permite el ingreso a sus barrios. El gobierno reconoce que los islámicos son incontrolables y está pensando seriamente en deportarlos. En Paris y en Londres igualmente la policía no ingresa a determinadas zonas invadidas por musulmanes. En los países bajos la coyuntura es preocupante y semejante. En consecuencia, tomarán medidas de deportación respecto de los inmigrantes ilegales.
En contraste los latinoamericanos son bien recibidos y bienvenidos porque se integran al país que llegan, cumplen con las leyes y son juiciosos en sus actividades laborales. Además, son agradecidos por brindarles el apoyo con el trabajo que ejecutan.
A los musulmanes, les prestan asistencia sanitaria, educación en el país donde residen y lejos de agradecer la hospitalidad odian a quienes los han favorecido y transgreden la normatividad debidamente establecida. Es su cultura la que predomina y por su manera de ser únicamente atienden sus propios derroteros legales.
Perpetuarse en el poder, caos y desespero
El tiempo y los hechos han puesto de manifiesto de que nuestras apreciaciones relacionadas con el deseo de perpetuarse en el poder el presidente Petro son una realidad incontrovertible; su hoja de ruta es la cartilla de Cuba, del grupo de Puebla y la copia chavista.
¡Ay, que calor!
autoridades de varios países suramericanos a alertar sobre losefectos nocivos para la salud de la exposición al sol y a la necesidad de protegerse de los golpes de calor.
En nuestro país, más concretamente en la Costa Atlántica, en Campo de la Cruz, Manatí, Suan y otros pueblos de la Región Caribe, los cuerpos de agua que dependen del río Magdalena, el más importante del país, están casi secos y el agua potable empieza a faltar debido a la intensa sequía causada por el fenómeno de El Niño.
Las elevadas temperaturas que en este momento están experimentando muchas regiones del planeta obedecen a la confluencia de dos fenómenos; uno de esos fenómenos es el cambio climático, que es un evento de fondo que se caracteriza por ser creciente, por ser progresivo, y el otro es el de variabilidad climática coincidiendo en este momento con el fenómeno de El Niño.
Entonces, la sobreposición de los dos eventos hace que en algunas zonas del planeta se eleven las temperaturas y eso fundamentalmente ocurre porque en estos meses, lo que es enero y febrero, se tiene un momento de alta intensidad de expresión de El
Niño, que se espera empiece a decrecer en marzo y abril.
En Colombia, donde las lluvias de los dos últimos días en partes de la región andina han apagado incendios forestales y suavizar las
temperaturas, en varios lugares las temperaturas han superado los 38 grados celsius, mientras que hay ríos y arroyos que se han
secado completamente, lo que compromete el abastecimiento de agua potable en parte del país.
Al momento, 233 municipios de 16 departamentos presentan desabastecimiento de agua potable. De estos, 16 ya tienen racionamiento del líquido y hay 602 más con susceptibilidad de sufrir afectaciones En Santa Marta, se sufre la escasez de agua desde siempre ante la
inoperatividad del gobierno distrital que no ha podido solucionar este problema; los samarios esperan que las lluvias se presenten en la Sierra Nevada para que los ríos que abastecen la ciudad capital, puedan surtir del preciado líquido a los hogares de la ciudad.
En el punto donde nace el Canal del Dique, otro gran abastecedor de agua en la región, los niveles del Magdalena han descendido desde noviembre pasado más de cuatro metros, lo que supone un problema muy grave para los acueductos que se surten del río; este
panorama se repite en varias partes del país pero se torna más grave en los pueblos del sur del Atlántico, que tienen una estrecha
relación con el Magdalena, ya próximo a su desembocadura, y con el Canal del Dique.
Un intenso calor azota también a Chile y Argentina, donde los termómetros marcan temperaturas récord en muchos casos. En la
región metropolitana de Santiago de Chile, el termómetro marcó el miércoles 37,3 grados celsius, la tercera temperatura más alta registrada en los últimos 55 años. La temperatura récord sólo fue superada en 2017, año en el que la misma estación, de la comuna
Quinta Normal, un barrio popular del centro de Santiago, alcanzó a los 37,4, y un grado por debajo de la máxima histórica, los 38,3
grados soportados en enero de 2018.
En Argentina, la ola de calor se siente especialmente en la zona oeste del país y también en el sur de la provincia de Buenos Aires.
Desde el norte de Patagonia hasta el norte de Argentina hay temperaturas máximas entre los 35 y 42 grados celsius y
temperaturas mínimas entre los 22 y 26 grados Celsius; lo peor es que la ola de calor, en general, va a persistir al menos hasta martes
o miércoles de la semana que viene.
Más de 20 provincias argentinas han tenido temperaturas extremas, lo que puede poner en riesgo la salud de las personas, mientras
que en Santiago, se ha puesto a todos los efectivos en alerta con una batería de consejos para evitar los golpes de calor y los efectos de largas exposiciones, ya que en Suramérica, particularmente Argentina y Chile, tienen ese riesgo, de que se produzcan olas de
calor, que son un fenómeno atmosférico que cuando llega a los seres humanos se puede expresar como un golpe de calor.
Eso es lo que sufre el cuerpo y es un riesgo cardiovascular y también un riesgo para el sistema nervioso, que puede causar la muerte.
La confluencia de la crisis climática y de El Niño representa además un riesgo muy relevante para la salud de todos los ecosistemas, lo
cual es evidente por las sequías, pero también para la salud humana. En ese sentido, otro riesgo es el estrés hídrico, es decir,
por la menor disponibilidad de agua fresca, que es lo que afecta a prácticamente una cuarta parte de los municipios colombianos, y además está un mayor riesgo de que se desarrollan brotes de enfermedades transmitidas por vectores, enfermedades como dengue, zika y chikunguña.
Lastimosamente las lluvias caídas en los tres últimos días en Colombia, son esporádicas y no implican la ruptura del fenómeno
de El Niño, que seguirá manifestándose unos dos meses más, lo que obliga a la ciudadanía a ser consciente en el uso y racionamiento del agua.
Un presidente transformador
Nadie es estadista ni transformador por el hecho de auto predicar. Cuando semejante calificación proviene de un ego que impulsa a pregonar de sí mismo esas calidades, se está tomando una vocería que corresponde a la historia. Esta, a su vez, se ha de basar en realidades, calificadas después de un cierto lapso, lejos de pasiones inmediatas, y sobre la base de hechos ostensibles, consumados, y ampliamente reconocidos.
Cercano a cumplir cien años de vida, Jacques Delors murió cuando finalizaba el año 2023, dejando ostensible huella en la construcción de la Europa comunitaria. Desde todos los ángulos de apreciación de la vida contemporánea salieron comentarios sobre su talento político, su capacidad visionaria, y su habilidad para adelantar confrontaciones conceptuales con la mayor altura, en busca de una institucionalidad que viniera a consolidar la paz en un continente de profunda, reiterada e inigualada tradición de violencia.
Nacido en París, recién cerrado el capítulo de la Primera Guerra Mundial, Delors, como presidente de la Comisión Europea entre 1985 y 1995, tuvo que afrontar los desafíos del colapso de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría. Fue entonces cuando se dedicó al propósito de organizar una Europa con peso suficiente en el mundo, para emprender el nuevo milenio con personalidad propia frente a potencias, existentes y nacientes, que han de jugar un papel relevante en un siglo que se anuncia como el más acelerado de los que hasta ahora se han vivido.
Desde el punto de vista político, cuando se requería de un liderazgo visionario, impulsó el crecimiento de la comunidad europea, que pasó de 10 a 15 miembros, y abrió paso para el ensanche que presenta hoy un grupo de 27 estados, que a pesar de sus complejidades tiene peso específico en el contexto contemporáneo.
La trayectoria de Delors como transformador de una Europa unida, bajo instituciones comunes, no dejó de encontrar obstáculos. Sus primeros oponentes fueron los líderes de diferentes bancos centrales de los países miembros. También lo fue Margaret Thatcher, celosa de la autonomía neoliberal de la Gran Bretaña, que veía al estadista francés como peligroso agitador de izquierda. A ello contribuyó el hecho de que éste último se hubiera dirigido al Congreso de Sindicatos Británicos, esencia del Partido Laborista, en apoyo de los derechos de los trabajadores, el fortalecimiento de su capacidad de negociación y la representación en los consejos de administración de las empresas.
La toma de decisiones día a día y el esbozo de una ambiciosa unión política, a manera de federación europea, llevaron a muchos a ver a Delors como intruso, desde el poder de Bruselas, en asuntos internos de los estados miembros de la Unión. Los sectores más conservadores y nacionalistas, ya desde entonces miraban con recelo cualquier movimiento o propuesta que afectase lo que consideraban fueros inalienables de los países, y sobre todo de regiones con tradición de autonomía que no estaban dispuestos a ver desdibujada.
El tratado de Maastricht, que no dejó satisfecho a todo el mundo, incluido Delors, fue el mejor ejemplo de una transacción sobre lo posible. Si bien no vino a cumplir las ideas de los maximalistas en favor o en contra de la Europa política y económicamente consolidada, caspaz de actuar ante el resto del mundo con suficiencia, fue plataforma sólida de cooperación entre naciones que se la habían pasado toda la vida dedicados a hacerse la guerra.
Gracias a la obra de Delors, sintetizada en la consolidación económica y política de la Europa comunitaria, fue posible no solo efectuar rescates financieros de algunos países y sobrevivir exitosamente al Brexit, sino plantar cara a Rusia ante sus pretensiones de controvertir ese proceso europeo que le quitó en pocos años la influencia que tenía desde que Stalin se apoderó de ese cojín de protección que iba desde el Báltico hasta los Balcanes. También se consolidó una Unión “bien perfilada” para la lucha contra el cambio climático, aunque siga pendiente el manejo adecuado de las migraciones
Décadas después de su retiro, la Europa comunitaria lleva todavía el sello que Delors le pudo imprimir. Su siguiente paso parecía ser la presidencia de Francia, pero el astuto estadista comprendió que “no había ambiente” para esa aventura, luego de los 14 años de Mitterrand. Quedó la incógnita de lo que habría podido ser Delors como presidente socialista, con su condición de católico militante y esa forma de conciliar las ambiciones arrolladoras del capitalismo con la protección de los trabajadores.
Como el poder no se ejerce necesaria ni exclusivamente desde la presidencia, creó “Notre Europe”, hoy Instituto Jacques Delors, grupo de estudios dedicado al refinamiento de la atención de necesidades sociales de orden político y económico, y la promoción de los ideales de la Europa comunitaria.
Respetado por propios y extraños, consultado y escuchado, Jacques Delors pasa a la historia como estadista de las mejores credenciales. Más allá de Jean Monet, Robert Schuman, Walter Hallstein y muchos otros, Delors no fue solamente un pensador, sino un gestor sin pausa y un realizador. Verdadero estratega que podía tomar decisiones y adelantar exitosamente proyectos de gran envergadura, sin dejar de hablar con inspiración y buen humor sobre las cosas más difíciles, no para dividir sino para unir. Como lo hacen solamente los verdaderos transformadores.